Por Malvina Tosco (*)
Cada 29 de mayo en Córdoba vuelve la historia a instalarse y se suceden infinidades de actos recordatorios de lo que fue aquel hecho histórico que quedó grabado en la memoria como el Cordobazo.
Se recuerda, se conmemora y se resalta a los protagonistas principales de esa gesta y trae al presente la reacción de aquella sociedad que apoyó la manifestación de trabajadores y estudiantes que reclamaban la democracia como sistema de gobierno y que se plantaron en contra del poder impuesto por las fuerzas armadas, que habían decidido quedarse a administrar los destinos de este país sin la participación del pueblo.
Aquellos sindicatos Luz y Fuerza, Unión Tranviaria Automotor y el gremio de los mecánicos SMATA, sus dirigentes generales Agustín Tosco, Atilio López y Elpidio Torres supieron dejar de lado su cultura ideológica en pos del objetivo general y aunar sus fuerzas para enfrentar a una dictadura que había hecho hartazgo en la sociedad cordobesa.
Ellos entendieron que los sindicatos son herramientas que trascienden a los propios beneficios de sus agremiados, siendo verdaderos instrumentos de transformación social, lo que quedó en evidencia con la caída del dictador Onganía un tiempo después.
Demostraron que es posible dejar de lado intereses personales, dieron muestra de humildad, de dignidad, de ser los verdaderos representantes de los trabajadores que los votaron. Fueron perseguidos, apresados y castigados por el poder opresor.
Aquellos trabajadores eran personas con conciencia de clase, eran parte de la Córdoba industrial, sabían que eran el motor que impulsaba a la Patria; en ese contexto económico y social la inflación hacia estragos en la economía de los hogares, se habían suprimido los convenios colectivos de trabajo de los gremios y además de la búsqueda de la democracia, luchaban por el derecho a una vida digna, con justicia, educación, salud y todas las necesidades básicas satisfechas.
Hoy Córdoba, la Córdoba del 70-30 le dio la posibilidad de gobernar el destino de nuestro a país a la persona y al equipo de gobierno que en la actualidad representa a los intereses contra los cuales aquella Córdoba se rebeló, sin embargo, renace el Cordobazo y vuelve a instalarse, no como una figura de bronce fría en alguna plaza, o el nombre de alguna calle en un cartel, sino como la entrega desinteresada de grandes hombres representantes de trabajadores y de un pueblo que valoró y acompañó su lucha.
La historia y sus hechos ya fueron contados muchas veces, 50 años han pasado, este es un sencillo análisis, cada año mi padre renace el 29 de mayo y muere el 5 de noviembre, el padre que fue sindicalista, su lucha y su entrega están en mi corazón y en mi memoria, lo importante es el legado, la fuerza de la autodeterminación de los trabajadores de los estudiantes de la sociedad en general, es el ejemplo que queda y viene al presente cada año, sembrando la esperanza, porque aquel Cordobazo significa la lucha, la búsqueda de la soberanía política, económica, cultural y territorial, significa la decisión de un pueblo de elegir su destino.
Aquella gesta, el glorioso Cordobazo como lo llamó mi padre, sigue vivo, presente en los cordobeses, sigue vigente en aquellos que fueron parte y que nunca nadie podrá borrar, porque los héroes se quedan en la historia para siempre y marcan el camino por más que algunos quisieran que eso no pase.
(*) Hija del histórico sindicalista Agustín Tosco, uno de los principales dirigentes del Cordobazo.